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Expiación

—¡Devuélveme la pelota!—susurró urgentemente un niño a otro, que por su apariencia, era el mayor. Pero en lugar de seguir la petición, el mayor salió corriendo, aferrándose a la pelota con fuerza. El niño más pequeño lo persiguió, sus risas resonando por todo el parque.

No pude evitar reírme de sus...