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El primer día de batalla de Alejandro

En la habitación tenuemente iluminada, un sirviente entró con gracia, equilibrando dos bandejas cargadas de comida humeante. El aroma tentador del desayuno se esparció por el aire, llenando el espacio con un olor irresistible. Sin embargo, al percibir el delicioso despliegue, una ola de inquietud me...