Read with BonusRead with Bonus

Alexander extiende el refugio al personal de la finca de Adeline

Sin dudarlo, empujé mi silla hacia atrás, las patas raspando contra el suelo de madera pulida, y seguí apresuradamente a Alexander hasta su estudio. La pesada puerta se cerró detrás de nosotros, y con un clic decisivo, Alexander giró la llave, sellándonos dentro. La habitación, usualmente un santuar...