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Adeline y Alexander escapan de su castillo en plena noche

Con un sentido de urgencia, Alexander me ayudó rápidamente a subir al carruaje que nos esperaba, sus fuertes brazos envolviéndome protectores. Sus ojos escudriñaban los alrededores con una vigilancia inquebrantable, y podía sentir la tensión en el aire, un recordatorio palpable del peligro del que h...