Read with BonusRead with Bonus

La propuesta real

Salí del carruaje. El aire fresco de la tarde rozó mi piel, haciendo poco para calmar la tormenta de nervios que se agitaba dentro de mí. Respiré hondo. Con mano firme, ajusté la corona sobre mi cabeza, asegurándome de que estuviera perfectamente colocada. Me acerqué a los majestuosos escalones de m...