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Capítulo treinta y cuatro

El teléfono de Mikhail no había dejado de sonar desde nuestra breve confrontación hace unas noches. Su teléfono sonaba y él salía de la habitación para contestar.

Al principio, pensé que tenía que ver conmigo. Pensé que tal vez, solo tal vez, el tema involucraba mi situación actual, sin embargo, de...