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Baila para mí

"¿Estás bien, Aleksander?", me quedé en la puerta observándolo. Después de un segundo, levantó la cabeza para mirarme. Sus ojos eran oscuros, y los dejó recorrer mi cuerpo antes de encontrarse con mi mirada.

El hambre en sus ojos hizo que mi corazón dejara de latir por completo. Pero el fuego entre...