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Cuando llegué a los niños, en lugar de caras sonrientes, todos estaban tristes, también parecían desnutridos y no estaban bien vestidos.

—Hola, linda —saludé a la que me miraba como si le hubiera quitado sus caramelos.

Pero no respondió, en cambio, me puso los ojos en blanco.

—Eso es raro —murmur...