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Aston Zehemerata dio un grito de alegría y saltó desde su asiento junto a la ventana hasta la puerta principal de la casa de su familia.

—¡Están aquí, Mima! ¡Han llegado! —Saltando de emoción, la niña abrió de par en par la pesada puerta de madera, permitiendo que los remolinos de nieve entraran y ...