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Casina olfateó y se pasó el dorso de la mano por la cara. Se levantó para correr las persianas venecianas y luego miró por la ventana del baño. Rápidamente vio a su esposo con Jim Tompkins, quien lo estaba llevando hacia el arroyo. Su corazón se llenó de anhelo al contemplar a Dammen, pero aún no po...