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Capítulo veintiocho

Esa confesión es una revelación. Absorbo las palabras, la sinceridad y la verdad que contienen, que ni siquiera él puede fingir, y una vez que las ha pronunciado, siento que puedo respirar.

No la mató.

Eso es todo lo que importa.

No la mató.

Mi Levi no tiene su sangre en sus manos.

Inhalo un al...