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Ninguna, Sultan

Unos minutos después, Aabdeen entró en la casa. Jamal lo miró y vio que estaba esforzándose por no reír. Jamal fijó su mirada en él y lo retó a reírse, el otro hombre levantó las manos en señal de rendición. El sultán se levantó y se sacudió la suciedad de la ropa. Escuchó a Aabdeen reírse a carcaja...