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Golpeado pero no roto

Roksolana caminó suavemente de regreso al harén, cuidando de que nadie la viera. Sus piernas temblaban cada vez que se movía debido al dolor que sentía. Su primer pensamiento al salir de la casa había sido ir a la cocina para buscar consuelo en Seyiddah. Pero sabía que el Sultán iría allí a buscarla...