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«Excitado»

Así fue como la llevó al coche sobre su hombro sin importarle sus gritos y los pequeños puños que golpeaban constantemente su ancha y musculosa espalda.

Emilia seguía golpeando su espalda.

—¡Oyeee! ¿Estás sordo, señor? ¡Bájame! ¡Si no... llamaré a la policía! —balbuceó y él se rió cuando ella lo ame...