Read with BonusRead with Bonus

Sesenta

Una hora después, Henry entraba al restaurante con una mujer hermosa a su lado. No era una ocasión formal, pero Melina había puesto un esfuerzo extra en hacer lo que le había dicho. Su vestido blanco y negro, que dejaba los hombros al descubierto, lo hacía aullar por dentro. Tenía un ajuste un poco ...