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Treinta y cinco

Evangeline se volvió hacia él tan pronto como escuchó su voz, olvidándose por completo de su helado. Gabriella miró a Henry como si le hubieran salido dos cabezas llenas de serpientes. Su rostro se puso pálido cuando él se detuvo frente a ellas, con Darryl y Josh justo detrás de él.

—¡Papá! —chilló...