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Treinta y tres

Henry apretó los ojos, su cuerpo se puso rígido en su lugar. Unos murmullos salieron de su boca mientras inhalaba una bocanada de aire, preparándose para enfrentar a Melina. Ella no se suponía que escuchara esa parte de la conversación, ni ninguna otra, en realidad. Pero se puso tan feliz de tenerla...