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Veintinueve

En el momento en que dijo eso, Melina se apartó, caminando de regreso a la estufa. Él notó sus manos temblorosas mientras movía la olla al mostrador, con movimientos rápidos y cortos, casi dejándola caer en el fregadero. Su corazón se hundió en su pecho ante su rechazo. Melina lo había rechazado, y ...