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Diecinueve

En ese momento, su nombre era Angustia. Vergüenza mezclada con impotencia y resentimiento. Melina giró sobre sus talones, marchando hacia su casa. Empacó ligeramente, solo lo esencial, y se escondió cerca de la puerta trasera. No estaba lejos cuando él la agarró del brazo, girándola para enfrentarla...