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LIA

VEINTICUATRO AÑOS

Nada bueno viene sin dolor.

Desde que era una niña, ese hecho se ha cementado en mi cabeza con dedos manchados de sangre.

Nací del dolor, fui criada por el dolor y, eventualmente, lo abracé.

Sin embargo, no importa cuánto dolor haya tenido que soportar, nunca he logrado insensi...