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Capítulo 31

Ella

—Cielos —gimo, mientras Reece sigue lamiendo mis pliegues, succionándolos mientras continúa arrodillado ante mí en la ducha, su lengua hábilmente dándome el placer que deseo.

Perdida en la sensación de su boca, casi no me doy cuenta cuando se mueve para introducir su lengua, que sigue lamiend...