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Capítulo 16

—¡Mierda! ¡Mierda!! ¡Mierda!!! —grité mientras rompía el espejo con mi teléfono—. ¿Por qué ese cabrón sigue vivo?!

—Asher, cálmate —respondió mi hermano, Dylan—. Me estás distrayendo.

—¿¡Qué demonios hay que no distraerse?! —siseé—. Pagué una gran suma de dinero a ese intermediario y no obtuve nad...