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SERÁS EL ÚNICO QUE SE VAYA

Dirigieron la mirada hacia la puerta para ver a Ducian el Tercero entrar, tambaleándose sobre sus pies. Apestaba al fuerte olor del vino y tenía ojeras bajo sus ojos cansados. Incluso parecía haber envejecido en solo unos días, había marcas de estrés y arrugas por todo su rostro.

—¡Liam! ¡Hijo mío!...