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CAPÍTULO VEINTISÉIS

La señora era amable, me hablaba como si fuera su propia hermana y comencé a sentir que sería más pacífico que cualquier otra manada a la que he ido.

La habitación en la que estaba era muy espaciosa y había suficientes cosas allí, había un ventilador, un armario y todo lo que necesitaría.

Probable...