Read with BonusRead with Bonus

Capítulo cincuenta y ocho

—Quiero saber cómo enviarlos a casa —dijo Lola mientras apretaba las manos a sus costados. No iba a llorar. Esto ayudaría a mantenerlos a salvo. Era lo que tenía que hacer, lo sabía. Pero no hacía que el dolor en su corazón fuera más fácil de soportar.

—¿Estás segura de eso? —preguntó Erik, una len...