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Capítulo treinta y seis

Recién cambiada y arreglada, Lola entró en la sala de estar y reprimió una sonrisa ante la escena que la recibió.

Puca y Bodach yacían juntos, enredados en una maraña de brazos y piernas largas. Los rayos de sol destacaban los músculos de sus pechos. Se acercó sigilosamente a los hombres dormidos, ...