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Capítulo treinta y dos

Lola miró hacia la puerta mientras intentaba calmar su corazón que latía frenéticamente, disfrutando del reconfortante peso de Bodach sobre su cuerpo. Podía escuchar a los otros hombres golpeando su puerta. Mordiéndose el labio, no podía evitar preguntarse por qué no simplemente entraban. No había n...