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No tengo ni idea del orden en que se enviaron los correos electrónicos y los mensajes. Mi cabeza está demasiado confundida para preocuparme. El punto es que lo he hecho. Los he leído, a pesar de la agitación emocional, las lágrimas y el dolor de verlo, y aún así, sigo respirando.

Las lágrimas cálid...