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Capítulo ochenta y cuatro

—No alimentes a mi hijo con azúcar —advirtió Alfred, pero Mandy lo ignoró.

—Es hora de que te vayas —dijo Mara a Alfred, quien los estaba mirando.

—Sí, la escuchaste —dijo Mandy y Alfred le agarró la mano.

—No, no te dejaré aquí con ellos, podrías intentar algo terrible —dijo él.

—Déjame en paz,...