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Capítulo cuarenta y tres

—Hay algo en tu mente, dime —dijo él. Vanessa abrió la boca para hablar y la puerta se abrió.

Alfred se levantó de un salto, estaba sorprendido. Vanessa se quedó erguida mirando tanto a Alfred como a la persona que acababa de entrar en la casa.

—¿Quién eres? —preguntó Vanessa, ya que Alfred no dij...