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Capítulo cuarenta y uno

—Tengo reuniones a las que asistir hoy de nuevo. Por favor, avísame cuando quieras verla. Y por favor, no le digas a la abuela por ahora —suplicó Alfred.

—No te preocupes, chico, tu secreto está a salvo con nosotros —dijo el más joven y Alfred se fue.

Los tíos miraron al asistente y él inclinó la...