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Capítulo veinticuatro

Ella le preguntó y él rápidamente se quitó los zapatos. Los colocó fuera de la habitación y entró de puntillas.

La abuela estaba sentada en un cojín en el suelo y frente a ella había una mesa pequeña con la comida que estaba comiendo.

—Buenos días, abuela —saludó él con voz quebrada.

—¿Dónde está ...