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Hambre

Eran poco más de las dos de la mañana cuando la puerta principal se abrió y Fabian entró tarareando felizmente. Verlo tan despreocupado hizo que mi enojo creciera, solo quería abofetearlo y sacar toda la rabia que había acumulado esa horrible noche. Al verme sentada en el sofá con los brazos y las p...