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Regalo de la diosa

A LA MAÑANA SIGUIENTE

Ava no sabía por qué ese día, pero le dolían la espalda y las piernas como locas. Había estado repartiendo comida a los refugiados y no se sentía tan en forma como solía estar. No sabía por qué, pero siempre tenía ganas de vomitar. ¿Sería el agua que bebió anoche? ¿Acaso...