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Su toque

Tragué el trozo de su músculo en mi lengua. Un ronroneo cruel resonó en mí y Sesenta y Ocho me miró con repulsión mientras devoraba parte de ella.

Otra oleada de fuerza la recorrió, y me pateó. Rodé sobre mi espalda y me arqueé hasta aterrizar en cuclillas. Levanté la cabeza para ver a Sesenta y Oc...