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PARA UNIRSE A LA MANADA

Anna perdió la noción del tiempo mientras acariciaba ese brazalete en su muñeca. Cuando finalmente salió de su ensimismamiento, se dio cuenta de que ya estaba oscuro afuera. Se giró hacia el reloj que estaba en su mesita de noche y, efectivamente, ya pasaban de las ocho. Marcaba las 8:19. Maldijo en...