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Capítulo 8

Vivianna

Me recosté en la cama y separé mis muslos. Angelo se deslizó sobre la cama de manera lenta y depredadora. Como una serpiente a punto de atacar. Sus manos rozaron mis muslos mientras me torturaba con su boca.

—Por favor, papi —suplicaba.

—Paciencia, niña —gruñó.

Un suave gemido escapó de...