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¡No lo hicieron!

—¡No puedo esperar a ver la cara de tu hijo cuando se entere de que te quedas! —Micaela se giró hacia los asientos traseros donde Paul y Maggie Ericson estaban sentados mientras su esposo, George, conducía el Escalade dorado—. ¡Ni siquiera me molesta que él vaya a recibir la mayor sorpresa de la noc...