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Capítulo extra: Aria y Sebastian (7)


—Después de una buena cena, uno puede perdonar a cualquiera, incluso a sus propios parientes.—

Oscar Wilde

Aria no estaba segura de haber sentido alguna vez que era un cordero indefenso dirigiéndose a una guarida de lobos hambrientos. O, en este caso, hombres lobo. En preparación para la cena...