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Prólogo
Capítulo uno: Soft Flower
Capítulo dos: Dos lados
Capítulo tres: Coronado
Capítulo cuatro: Blanco y rojo
Capítulo cinco: Familia reunida
Capítulo seis: Víbora entre rosas
Capítulo siete: La mente por encima de la materia
Capítulo ocho: Agua sobre sangre
Capítulo nueve: Disfunción y amor
Capítulo diez: Death Knell
Capítulo once: Raíces envenenadas
Capítulo doce: Sombrados para siempre
Capítulo trece: Hermanos reunidos
Capítulo catorce: Trébol y peonías
Capítulo quince: Amor o sangre
Capítulo dieciséis: Cerrando filas
Capítulo diecisiete: Tick-Tock
Capítulo dieciocho: La ira de la mujer
Capítulo diecinueve: El bien común
Capítulo veinte: Peonías trituradas
Capítulo veintiuno: Palabras tácitas
Capítulo veintidós: Equilibrar el amor
Capítulo veintitrés: El amor reina
Capítulo veinticuatro: Pintura que no coincide
Capítulo veinticinco: Augurio de campanas
Capítulo veintiséis: El sacrificio de la familia
Capítulo veintisiete: Red Fire
Capítulo veintiocho: Recompensas con garras
Capítulo veintinueve: Risen Dead
Capítulo treinta: Luz en la oscuridad
Capítulo treinta y uno: Miserable reunión
Capítulo treinta y dos: Cuatro colores
Capítulo treinta y tres: El reino renacido
Capítulo treinta y cuatro: Juego forzado
Capítulo treinta y cinco: Bola de sangre
Capítulo treinta y seis: Luchando con los ángeles
Capítulo treinta y siete: Agridulce
Capítulo treinta y ocho: Guilty Nightmare
Capítulo treinta y nueve: Prisioneros del orgullo
Capítulo cuarenta: Primer paquete
Capítulo cuarenta y uno: Joyas sucias
Capítulo cuarenta y dos: Mapas secretos
Capítulo cuarenta y tres: Rabbit Hole
`Capítulo cuarenta y cuatro: Dejados atrás
Capítulo cuarenta y cinco: Cebo
Capítulo cuarenta y seis: Comercio
Capítulo cuarenta y siete: La historia se repite
Capítulo cuarenta y ocho: Improvisa
Capítulo cuarenta y nueve: Las sorpresas nunca cesan
Capítulo cincuenta: Renacer
Capítulo cincuenta y uno: El canto del cisne
Capítulo cincuenta y dos: Rama de olivo
Capítulo cincuenta y tres: Ya basta
Capítulo cincuenta y cuatro: En paz
Capítulo cincuenta y cinco: Espera
Capítulo cincuenta y seis: Paz en la violencia
Capítulo final cincuenta y siete: Ineludible
Corazón salvaje
Enredaderas rastreras
Espada y bálsamo
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Enredaderas rastreras
Rose Elken
—¿Podrías quedarte quieto?
Apreté los dientes mientras sujetaba el brazo del monarca que luchaba por evitar el ungüento que quería aplicar en su hombro.
—Estás actuando exactamente como Jem cuando intenté curarlo. ¿Por qué no me dejan hacer mi trabajo en paz? Un trabajo de diez minutos...