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CAPÍTULO 37

Más tarde en la noche, mientras duermo, siento que las manos de Theo alrededor de mi cintura desaparecen. Me doy la vuelta hacia su lado para verlo vistiéndose. Me pregunto a dónde va tan tarde.

—Theo, ¿pasa algo? —pregunto, sentándome en la cama.

—Sí, pero no te preocupes. Vuelve a dormir. Regres...