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Capítulo treinta y cuatro

Amelia removía su café, perdida en pensamientos profundos sobre los sueños incesantes que seguía teniendo. La asustaban hasta la médula. Sus sueños la llevaban hacia él, y resultaron ser reales. Lo encontró. Todavía no entiende cómo funciona, o más bien cómo sucedió, o si es así como normalmente ocu...