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Capítulo treinta y dos

Amelia se despertó, y de repente todo lo que recordaba le parecía un sueño. Sí, tenía que serlo. Eso no es algo que pueda suceder realmente en la vida. Era imposible.

Era solo un sueño ordinario, divertido y extraño.

Cuando estaba a punto de levantarse, sintió un pinchazo en su brazo izquierdo que...