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Natalie Bentley

Natalie caminaba de un lado a otro en su solitaria habitación del hospital. Llevaba semanas encerrada en esa habitación, volviéndose loca y drogándose con pastillas e inyecciones. ¡Nada estaba funcionando! Su erupción seguía igual. Su cara no estaba hinchada y el dolor había disminuido, pero las asq...