Read with BonusRead with Bonus

Cuarenta y uno: Amenazas

Temperance

—¡VAMOS A DESAYUNAR! —grita Kenli en mi oído.

Mis ojos cansados se abren de golpe, la luz brillante de la habitación me ciega. Me froto los ojos, tratando de acostumbrarme a la luz. No sé qué hora es. Pero de inmediato, puedo decir que es temprano.

—¡Deja de saltar! —le grito, irrit...