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Puedo cuidar de mí misma

Sus ojos verdes se mueven entre Jake y yo, y luego se abren de par en par. Mierda. Ha atado cabos y va a patearme el trasero. Jake ni siquiera intenta ocultarlo. Se sienta frente a mí con la camisa que me lamió y está arrugada y no le importa, ni en lo más mínimo. Siento el calor subiendo a mis meji...