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¡Es un desastre!

Tomo un sorbo del líquido amarillo burbujeante y vuelvo a poner la taza en el banco.

—No estaba muy enojado, pero creo que solo era porque quería que dijera que sí a la cena.

—¿Te invitó a cenar de nuevo?

—Sí, y le dije que no por enésima vez.

—¿Por qué sigues diciendo que no? Caray, yo iría si ...