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No eres nadie sin mí

David salta del asiento trasero y saca un puñado de dinero del bolsillo delantero de sus jeans. Tira el dinero por la ventana del lado del conductor y se acerca a mí trotando.

—Cariño

Suplicó, pasando sus dedos por su cabello rubio oscuro.

—No hagas esto. Te amo

Giro sobre mis talones, sabiendo muy bien que si me muestra esos hoyuelos juveniles, cederé. Su mano envuelve mi codo y una energía me estremece mientras me gira con sorprendente fuerza. Bajo su agarre, mi codo duele.

—Me estás lastimando

Gruño entre dientes para que los vecinos no puedan oír.

No suelta su agarre. Sus ojos se clavan en los míos mientras se acerca lo suficiente para que pueda sentir y oler su aliento caliente y lleno de alcohol en mi cara. No hay simpatía en su rostro, solo ira. Miro sus pequeños ojos azules y luego bajo la vista a sus labios delgados. El lápiz labial rosa a lo largo de su mandíbula llama mi atención. Mi mirada sigue el rastro de los labios por su cuello, antes de desaparecer bajo el cuello azul de su polo verde.

—Eres repugnante

Escupo.

Él aprieta mi brazo con más fuerza y hago una mueca mientras mi músculo se comprime con fuerza bajo mi piel.

—¿Qué harías sin mí? ¿Dónde estarías sin mí? No eres nada sin mí. Lo sabes

Aparto mi brazo.

—Ya no te necesito. Necesito a alguien que me aprecie

David estalla en carcajadas, echando la cabeza hacia atrás y mostrando los dientes. Aparentemente, conté el chiste del año.

—No encontrarás a nadie que esté tan interesado en ti como yo. Eres simple, Sandra, y eres aburrida. No tienes nada que ofrecer a nadie. Soy lo mejor que te ha pasado

Ja, pensar que esta persona amargada se supone que es mi pareja. Una extraña sensación de hormigueo se acumula en mi garganta como suele suceder antes de llorar y presiono mi lengua contra el paladar para ayudar a aliviar la acumulación de lágrimas. Y lo hace hasta cierto punto.

—Si soy tan mala, ¿por qué estás tan molesto?

Pregunto, con la voz temblando ligeramente.

—No estoy enojado. Estoy feliz. Termina conmigo, no me importa. Volverás arrastrándote y cuando lo hagas, te cerraré la puerta en la cara

Me alejo de él. Si no me voy ahora, lloraré y no quiero que me vea llorar. Subo las pequeñas escaleras blancas y justo antes de entrar a mi apartamento, su voz me grita una última vez.

—¡No te necesito! ¡L.A. está lleno de chicas mejores y esta noche recogí a dos de ellas!

Cierro la puerta y me deslizo por el suelo de madera. ¿Cómo puede alguien que solía ser tan dulce ser tan malditamente hiriente? Si me hubieras preguntado hace unos años dónde quería estar en la vida, habría dicho 'en cualquier lugar mientras tenga a David'. Si me hicieras la misma pregunta ahora, respondería 'en cualquier lugar donde no vea la estúpida cara de David ni escuche su estúpida voz'. Mi pecho se agita dolorosamente mientras las lágrimas escapan de mis ojos. Las dejo caer con toda su fuerza porque las he estado conteniendo desde el restaurante y ya no puedo más. Me arrastro a gatas desde la puerta principal, a través de la sala de estar y hasta mi dormitorio. Logro subirme a la cama y dejo que la fresca funda de satén acaricie mis mejillas ardientes. Después de unos minutos, me doy cuenta de que no estoy llorando porque rompí con David. Estoy llorando porque sé que esto no es el final. Él seguirá volviendo. Seguirá chantajeándome emocionalmente y menospreciándome hasta que me derrumbe y lo acepte de nuevo en mi vida, pero eso no va a suceder esta vez. No lo aceptaré de vuelta. Soy más fuerte ahora y he estado preparándome para nuestra inevitable ruptura durante mucho tiempo. El hecho de que elija usar ropa más conservadora no me hace simple y el hecho de que me guste quedarme en casa la mayoría de las noches y leer y escribir no me hace aburrida. Le mostraré que no dependo de él. Le mostraré que no puedo controlarme. Lo trataré como si lo hubiera superado porque definitivamente estoy superando ser tratada como si no fuera nada.

Que se joda.

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