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Capítulo setenta y ocho

Locke estaba en pánico. No había estado tan aterrorizado por su hermano desde la traición. Solo una entidad en toda la eternidad podría molestar a Keye, ¿y si han vuelto? Un escalofrío recorrió la columna vertebral de Locke. No podía haber peor momento. Su estúpido sirviente debía estar equivocado. ...