Read with BonusRead with Bonus

Capítulo setenta y cinco

— Ibas a dejar que atacara a esas pobres chicas. No iba a permitir que las lastimaras. Máteme o no, él nunca pondrá sus manos desviadas sobre ellas.

Gregron gritó:

— ¡Chirbon, ahora! —Sacando la espada de Damion, la presionó contra la garganta de Claven, alejándolo de Damion, quien se retorcía en ...